
Incapacitados ante una pandemia

Al inicio de la pandemia, parece mentira que con todo lo que pasamos y nos hicieron pasar hayamos hecho borrón y cuenta nueva tan drásticamente.
Al inicio de la pandemia (porque… ¿Recordáis que hubo una pandemia?), parece mentira que con todo lo que pasamos y nos hicieron pasar hayamos hecho borrón y cuenta nueva tan drásticamente.
Me eché a mucha gente encima al decir que no nos encontrábamos ante un fenómeno “Cisne Negro”, pero sí que interesaba que se viese así. No es que yo haya interpretado a Taleb mejor o peor que otros, sino que lo que pretendía destacar era: qué interés hay detrás de que viésemos la pandemia como una situación que no éramos capaces de prever.
Este post quiero dedicarlo a analizar el comportamiento de los gobernantes, de un color u otro, los que dictan cuándo estamos confinados y cuándo no, los que nos dicen en enero de 2020 que lo ocurrido era imposible de prever pero que después la OMS les desmiente con hechos.
No vamos a dar aquí una lección de Economía Conductual, sino analizar cómo se comportan estos Arquitectos de la Elección (Choice Architects).
Queremos entender por qué hemos mostrado tanta incapacidad ante la pandemia del Coronavirus, que para algunos era previsible y para otros imposible de prever.
Ejemplos de sesgos que sufrimos
- Sesgo del Status Quo: tendencia a preferir que las cosas sigan igual. Nos cuesta mucho cambiar hábitos, incluso cuando decimos estar preocupados.
- Exceso de optimismo: minimizar riesgos, como cuando se decía “es un virus pequeño, está en China, aquí no pasará nada”.
- Aversión a la pérdida: preferimos evitar pérdidas (como popularidad) antes que tomar medidas impopulares aunque necesarias.
- Presión social: imitamos lo que hace la mayoría, aunque sea irracional (ej. compras masivas en supermercados).
- Ilusión de control: creemos poder controlar situaciones que no dependen de nosotros, como pensar que no estamos contagiados sin pruebas.
- Anclaje: la información previa condiciona nuestro juicio, como cuando se resaltaba la mortalidad en ancianos y se minimizaba el riesgo en jóvenes.
Estos sesgos demuestran que no somos completamente racionales y facilitan que los Choice Architects impongan medidas que quizá no siempre mejoren nuestro bienestar.
¿Racionalidad de los Choice Architects?
En teoría, para que sus medidas fueran racionales deberían:
- Tener acceso completo a toda la información.
- Evitar las pendientes resbaladizas (slippery slopes) en política, donde aceptar una medida facilita aceptar la siguiente.
En la práctica, no poseen toda la información (como señaló Hayek con su “problema del conocimiento”) y también son víctimas de sesgos.
Esto lleva a políticas que pueden no mejorar e incluso empeorar nuestro bienestar.
Un ejemplo claro es cómo se implementó el Estado de Alarma en periodos de 15 días. Si desde el principio hubiera sido de un mes y medio, la reacción social habría sido distinta.
Conclusión
Este análisis se centra en una perspectiva conductual, no política. No queremos pensar que la falta de preparación fue intencionada, pero sí reconocer la importancia de ser críticos y no rendirnos.
Debemos ser capaces de no rendirnos y trabajar para reducir nuestras limitaciones cognitivas, estar mejor preparados y no aceptar medidas sin cuestionarlas.
Cuando vemos una situación como imposible de prever, como un Cisne Negro, somos más dóciles ante medidas restrictivas que aumentan el poder del Estado. Y lo preocupante es que, tras la crisis, difícilmente cederán ese poder.
‘El éxito es talento más preparación’ – Malcolm Gladwell
Publicado en: Economía, Vida
Autores
Elvira Garcia
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