
El fin sí justifica los medios

Maquiavelo tenía razón, y es que “el fin justifica los medios”, al menos en lo que quiero contarte hoy.
Maquiavelo tenía razón, y es que “el fin justifica los medios”, al menos en lo que quiero contarte hoy. Lee un poco más antes de pensar demasiado mal de mí (puede ser peor de lo que te imaginas).
El fin del que quiero hablarte aquí es sencillo: tener una economía saneada. Aunque, para eso, quizás, los medios que te voy a contar sobrepasan las líneas éticas de algunas personas…
Advertencia: no voy a hablar de drogas ni sexo ni alcohol (al menos no en este artículo). Pero puede herir la sensibilidad de quienes adoran ver cómo su dinero vale menos cada día (gracias, entre otras cosas, a la inflación).
Voy a hablarte de los medios que puedes utilizar para sanear tu economía. Porque aparte de gustarme trabajar con brokers, me gusta mucho más que sea mi dinero el que trabaje.
No es un consejo de inversión (no tengo licencia ni pretensiones), pero quiero que entiendas la importancia de diversificar. Como digo en la Newsletter: “Dinero en movimiento, dinero contento”.
Y ese movimiento puede adoptar varias formas:
1. Dinero en la montaña rusa de la Warner
Esto representa la inversión en Bolsa, la más atrevida y arriesgada. Aquí se requiere usar herramientas de gestión del riesgo que eviten sustos.
Si pensar en perder ese dinero te angustia, mejor ni te subas. Entra con cinturón de seguridad, y por favor: usa un broker regulado y confiable. Para eso, te puedo ayudar.
2. Dinero en las tazas giratorias del parque
Hablo de carteras gestionadas o fondos de inversión. Inversión más pasiva: eliges un perfil de riesgo, aportas mensualmente, y el sistema decide en qué se invierte.
Puede parecer más lento, pero es más cómodo. Como el caracol más rápido del mundo: avanza sin sobresaltos.
3. Dinero que va al gimnasio del barrio
Este dinero se guarda en cuentas de efectivo con algo de rentabilidad. Por ejemplo, en MyInvestor ofrecen un 2% hasta 50.000€, sin condiciones. El segundo año bajaría al 0.3%, salvo que contrates algún producto.
¿Tontería? Tal vez. Pero todo suma. El dinero que va al gimnasio no es el más musculado, pero sirve para justificar la hamburguesa (léase: pequeños caprichos o colchón de liquidez).
4. Dinero en los columpios del parque
Ese del que ni te acuerdas, pero siempre está ahí. Como esa plaza de garaje alquilada que genera ingresos sin mover un dedo. Ingresos pasivos, le dicen. Yo prefiero: no hago nada, pero cobro. Touché.
Resumen final
Hay mil formas de mover el dinero para lograr una economía sana. Pero también hay muchas formas de joderla: pedir préstamos para vacaciones, regalos o caprichos sin respaldo.
El fin (una economía personal estable) sí justifica los medios, siempre que tengan lógica para ti. Lo que vale para mí, quizá no lo haga para ti. Pero eso sí: nunca metas todos los huevos en la misma cesta. Que se puede romper.
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Publicado en: Bolsa, Economía, Vida
Autores
Elvira Garcia
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