Confieso: He sido infiel

Elvira Opina Jul 17
3 min
Confieso: He sido infiel

Hoy me pongo seria, vengo a confesaros algo: la fastidio muchas veces, soy experta en ello, y esta vez se me fue de las manos.

Hoy me pongo seria, vengo a confesaros algo: la fastidio muchas veces, soy experta en ello, y esta vez se me fue de las manos. Y, aunque siempre asumo las consecuencias necesarias de mis actos, no me lo perdono. Lo he pagado caro.

Vivimos en un mundo lleno de tentaciones. No nos hace falta irnos a ninguna isla para ponernos a prueba. De hecho, estamos a prueba constantemente, aunque no seamos conscientes de ello.

Y aunque ahora vayáis a leer cómo la he cagado yo, estoy segura de que a más de uno esta historia os parece cercana. Otra cosa no, pero infidelidades se dan todos los días. Y creo que con la confianza que tenemos ya —como algunos de vosotros que estáis suscritos me respondéis a los correos— se merece que me abra un poco más y os cuente lo que me pasó hace un tiempo.


El contexto de la traición


Nada de lo que voy a contar aquí espero que sirva de excusa, pero toda historia necesita su contexto: verano de 2019, unas cuantas Leffes sobre la mesa, mi ordenador y yo.

Tras verlo muchas veces, tras reiterarme hasta la saciedad que no me convenía, decidí ir a verle. Como os podéis imaginar, esos pensamientos venían de un tiempo atrás, de haberlo visto por la calle y, poco a poco, ir teniéndolo más presente. Siempre me decía que no, que me había prometido que no lo haría, que realmente no lo necesitaba y, sobre todo, que no era el momento adecuado para hacerlo.

Bien, volviendo al verano de 2019, esa tarde me decidí finalmente en ir a por él. Lo necesitaba (o eso creía). Lo que no sabía es que esa decisión me iba a implicar una consecuencia nefasta, iba a traicionarme a mí misma y a él.

Bueno, para ahorrar redoble de tambores: lo hice, fui a la tienda y lo compré.


Spoiler: no era lo que pensabas


¿Perdona? ¿Y esa cara? No te veo, pero me imagino cómo acabas de arquear las cejas. ¿De qué te creías que estaba hablando? Yo de un bolso de marca de lujo, ¿y tú?

Vaya, qué rápido vuela la imaginación... Aunque bueno, posiblemente por haberte hecho imaginar que hablaba de cuernos ha sido por lo que has seguido leyendo esta historia.

Lo lamento, pero la salsa rosa no es mi especialidad. El problema es que es muy difícil concienciar hoy en día sobre la importancia del ahorro y planificarse bien en las finanzas personales, así que he tenido que tirar de juego en la narración.

Perdónenme los lectores asiduos.


Por qué fue una infidelidad


Ahora que ya te he decepcionado, te cuento por qué esto fue una infidelidad: aquel bolso no lo necesitaba, claro que no, pero quería comprarlo. Era uno de los caprichos que había puesto dentro de mi lista de objetivos en el trabajo. Hasta ahí nada malo.

El problema es que, aunque había cumplido el objetivo para hacerlo, también me había marcado un ahorro mensual que con la compra del bolso iba a descuadrar.

Se habla mucho, sobre todo en Twitter, del llamado “lonchafinismo”, de vivir por debajo de tus posibilidades, de no ir a restaurantes en exceso, de no gastar en tonterías…

Pero esta vez no era una tontería cualquiera. Era saltarse una regla propia. Y ahí está la verdadera traición: fallarte a ti.

Publicado en: Economía, Finanzas Personales

Autores

Elvira Garcia - Equipo EPA

Elvira Garcia

¿Te pareció interesante? Corre la voz ...

¿Te gustaría recibir más herramientas para tomar decisiones con calma?

Suscríbete a la newsletter de Economía Para Adultos y recibe guías claras, consejos prácticos y contenido realista para organizar tu dinero sin agobios.